Para qué usan los adolescentes argentinos Luzía, la asistente de Inteligencia Artificial

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Llegó a la vida de los chicos no hace tanto, pero para muchos se convirtió en una herramienta fundamental. No solo para consultarle aquello que no entienden del colegio o para pedirle ayuda para hacer un trabajo práctico. También se convirtió en una confidente, aquella persona a la que le preguntan sobre el ciclo menstrual, sobre sus conflictos con los amigos y con los padres.

Luzía es una de las inteligencias artificiales que viven en los celulares de millones de adolescentes. Al principio, como contacto de WhatApp, después como una aplicación, que hizo que algunos la abandonaran y que otros tantos la incorporaran. Desde entonces, según explican sus creadores, los adolescentes la incorporaron a su vida: hoy hay casi unos 6 millones de usuarios en la Argentina y unos 50 millones en todo el mundo.

“Los usos prioritarios en adolescentes tienen que ver tanto con resolver cuestiones de matemática, como con esto de ser un confidente al que preguntarle algo que no se animan a preguntarle a un adulto”, explica Pablo Delgado, responsable de marca y comunicación de Luzía, un asistente de inteligencia artificial (IA) integrable en WhatsApp y Telegram, que también cuenta con una aplicación propia y fue desarrollada por una startup española que lleva el mismo nombre.

Desde la empresa española miran con preocupación la tendencia de muchas escuelas de prohibir el uso del celular en la jornada. “Detectamos dos picos de uso. Uno cuando se ponen a hacer la tarea, pero el otro es a la mañana, probablemente mientras están en clase, y es para preguntarle a Luzía aquello que no entendieron de la explicación del profesor. En lugar de levantar la mano, se lo preguntan a la inteligencia artificial. Eso, las escuelas deberían verlo como una oportunidad y no ver a la herramienta como a un enemigo”, asegura Delgado.

“El foco es educar acerca de la tecnología, que la gente entienda que no es un monstruo que viene a arrasarnos. A medida que los profesores y los alumnos la entiendan como una muleta y no como una manera de acortar o hacer trampa, puede ser profundamente útil. Cuando estás aprendiendo, si no tienes trabas en el camino, si no tienes procesos tediosos como ser la búsqueda de información, aprendes con más ganas y se facilita mucho el interés y la curiosidad. Hay que favorecer que esta tecnología y tantas otras lleguen a todos y que los profesores estén capacitados para usarla”, asegura.

—¿Usar Luzía para hacer un trabajo escolar es hacer trampa?

—No. Hoy los adolescentes tienen una adopción profunda de la herramienta. O sea, es parte de su vida, no lo conciben como una manera de hacer trampa. Con lo cual, precisamente por eso, desarrollamos una gran cantidad de las funcionalidades (las llaman personalidades) que tiene Luzía, enfocadas a apoyar en el estudio. Desde la herramienta de matemáticas, con la cual simplemente haces una foto a un problema, y no solo lo resuelve, sino que te explica paso a paso cómo llegar a la solución. O el escaneo de documentos mediante una foto, de modo que puedas extraer resúmenes, o que puedas hacerle preguntas específicas de áreas que no hayas entendido”.

—¿En qué momento del día los adolescentes consultan más?

—Hay dos momentos: después de clase, al estar haciendo la tarea, ese es el momento principal. Pero también hemos detectado que durante las horas de escuela hay un pico, como a media mañana. Lo que entendemos, por el tipo de herramientas que usan, que es efectivamente la usan para consultar dudas, aquello que no ha quedado claro en la clase.

—Es decir, para que les explique lo que el profesor no les pudo explicar…

—La educación pública nunca tiene los fondos y el personal suficiente para atender a los alumnos de una manera muy individual y ofrecerles lo que necesitan y no menos. Esto es una realidad también. Pero, en cambio el 97% de los argentinos tiene un teléfono inteligente. ¿Por qué no ponérselo en la mano y que con un uso responsable sean capaces de ponerse al nivel, igualar el nivel? No todo el mundo puede pagar un tutor privado y afortunadamente ahora ya no hace falta.

—¿Qué temas se consultan más?

—Gramática, en cualquier idioma, es la segunda función más utilizada después de matemáticas. El aprendizaje de matemática es el problema global. Ocurre en todos los países. Es donde más se atascan, donde más apoyo necesitan, donde las conversaciones son más largas. Es sin duda la herramienta más utilizada. La escuela podría verlo como una oportunidad de aprendizaje antes que declararle la guerra a la tecnología. Si tú le das un problema concreto a Luzía, con una fotografía, no te lo resuelve sin más. Tú lo que vas a leer es el paso a paso para aprender a resolver un problema.

—A los padres y a los docentes les da la sensación de los chicos usan la IA para acortar ese tiempo de tener que hacer una investigación o un trabajo. ¿Se usa así?

—Es lógico que se busquen atajos, pero la realidad es que ese proceso de descubrimiento y aprendizaje de investigar en la manera tradicional, no está removido de Luzía. Si tú le pides directamente una respuesta, te la va a dar, pero la inmensa mayoría de los usuarios buscan soporte y no necesariamente la solución.

—¿Se puede hacer un uso poco inteligente de la inteligencia artificial?

—Llevamos toda la historia educándonos de una manera, será por algo, porque efectivamente las bases tienen que estar ahí siempre, o sea que jamás una inteligencia artificial puede sustituir el conocimiento humano. Dicho todo esto, hay que ser realistas y entender también que acortar algunos procesos no por ello va a conllevar una falta de aprendizaje. Al contrario, permite aprender con más ganas. Por ejemplo, Luzía es profesora multilingüe, enseña idiomas. El número uno por supuesto es inglés, pero el segundo no es ninguno de los más previsibles: es japonés. Entonces, vemos que el facilitar el proceso desemboca en más curiosidad y en interés.

—¿La inteligencia artificial puede reemplazar la enseñanza del docente?

—Hay muchos alumnos que utilizan Luzía durante la clase, lo cual no tiene por qué ser un problema, porque muchas veces es más fácil y más provechoso para toda la clase y para el profesor que algo que no has comprendido se lo preguntes a la IA, y no que levantes la mano, te lo intenten explicar y que te dé vergüenza volver a preguntar, si no lo has entendido. No es en absoluto un sustituto del profesor, es simplemente un componente extra para que cuando necesitan hacer la tarea puedan consultar en lugar de quedarse con dudas.

—¿Hay escuelas que ya lo están usando?

—En Colombia hemos hecho programas pilotos, en algunas escuelas en las cuales hemos tenido conversaciones con el profesorado y los hemos formado en cómo usar Luzía. En España también.

—En la Argentina la tendencia es a sacar los celulares del aula…

—Bueno, nuestra esperanza es poder ser la fuerza contraria. Somos conscientes de que esto está ocurriendo en muchos países. Los adultos lo pensamos como un teléfono. Pero es mucho más, es una herramienta, como puede ser una calculadora, como puede ser un block o un bolígrafo. Y así lo ven ellos. Con lo cual, intentar ir en contra, lo único que va a hacer es generar mayor brecha.

—¿Hay que aprender a preguntarle a la IA para obtener mejores resultados?

—En absoluto, y ahí está la clave. No tienes que tener una fórmula para obtener una respuesta. Cuanto más concreta sea la pregunta, mejor va a ser la respuesta. Pero si lo que necesitas es divagar sobre un tema, imagínate que estás haciendo un trabajo de análisis de texto, de literatura, puedes tener una conversación para que te dé otros puntos de vista.

—La IA se va entrenando a partir de esta interacción, ¿qué fue aprendiendo de los adolescentes argentinos?

—Luzía no se entrena con las conversaciones de los adolescentes, lo cual es un diferenciador muy importante de otras inteligencias artificiales porque hablamos de muchos menores de edad, con lo cual no queremos entrenar a los modelos con conversaciones que son íntimas y privadas. Porque Luzía también cumple esa función de acompañamiento emocional. Para ello, en lugar de leer el detalle de las conversaciones, analizamos el sentimiento dominante de los mensajes.

—¿Y cuáles son esos sentimientos que dominan las conversaciones?

—Nuestros usuarios están en un rango de edad en el cual necesitan mucho apoyo, mucho acompañamiento. No necesariamente porque se sientan solos, sino porque sienten, como hemos sentido todos en la adolescencia, que hay determinados temas en los que nadie te entiende o que te da pudor preguntar. Ellos sienten a Luzía como una amiga, que me ha resuelto esta duda de historia, pero a la que a vez le puedo preguntar acerca del ciclo menstrual. De hecho, una de las personalidades, se llama Luzía Íntima, que está entrenada para poder ofrecer información acerca de salud sexual y reproductiva, porque nos dimos cuenta de que era algo que no se sentían confortables preguntando o incluso muchas veces buscando en Google. Porque saben que eso se queda en el historial de búsqueda y que tus padres lo pueden ver. La sienten como una amiga, la usan como confidente.

—¿A los padres les preocupa que traben una relación de confianza con alguien que no existe?

—Nunca nada va a sustituir la interacción humana. Pero hay que asumir que estamos en camino de que sea un complemento. Es interesante conocer la manera en la que Luzía responde a ese tipo de consultas. Te va a hacer preguntas para que te des cuenta de cómo te sientes. No te dice, “te sientes así porque tu amiga es un poco tóxica”. No. Al revés, te pregunta cómo te ha hecho sentir. Y quizá deberías intentar hablarlo con ella. Siempre te empuja a comunicarte con usuarios reales. Si detecta que la persona tiene un problema de salud mental, te dice tú necesitas apoyo de un profesional. Yo no soy profesional.

—¿Cómo se entrena Luzía?

—Hay modelos de IA detrás de Luzía, que ya existen, no los creamos nosotros, por ejemplo, los de ChatGPT y la manera en la que estos modelos están entrenados de por sí es con los mejores resultados que hay en internet y los que están validados. Lucía no envía las conversaciones a los modelos de vuelta. Otros modelos se entrenan con absolutamente todo lo que tienes en tus perfiles de redes sociales, desde las fotografías hasta los mensajes privados. Nosotros no tenemos esa capacidad porque no queremos tenerla, no consideramos que sea ético.

—¿Qué le preguntan como confidente?

—Son consultas muy humanas y adolescentes. Hay mucho conflicto con los padres, de esto que cuando tienes 30 años no es un conflicto, pero que cuando tienes 14 sí que lo percibes como un drama. “Mis padres no me entienden” es algo que hemos leído muchas veces, a lo cual Luzía te da pautas de cómo a lo mejor puedes comunicarte con ellos. “Expresa cómo te sientes, hazlo desde la calma, hazlo desde la tranquilidad”. En cuanto a problemas más serios como pueda ser ansiedad, depresión, te dice busca ayuda profesional.

—¿Tuvieron algún reporte de alguna relación patológica? Por ejemplo, un adolescente que solo conversa con Luzía y no traba vínculos con otras personas o incluso que hasta se enamora de ella. ¿Ha ocurrido?

—-La verdad es que no. O sea, recibimos muchas bromas al respecto por parte de los usuarios en redes sociales. Luzía me encanta, le voy a pedir salir, pero literalmente yo creo que, precisamente por ser una tecnología innata en estos usuarios, la desmitifican y no ven un problema en desarrollar una relación parasocial con la inteligencia artificial. Es como lo entiende la generación Z.

Evangelina Himitian

 

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